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Constelaciones, Extraterrestres y Demonios; Peligros de la Nueva Era



¿Es posible estar implorando y alabando a Dios mientras se practican cosas totalmente ajenas a ÉL y se abren puertas al enemigo? Sí, es posible y esto es justamente lo que le pasó a María Alejandra Ibarra, que mientras creía que estaba incrementando su relación con Dios, practicaba constelaciones familiares. Ésta es su historia.


Tuvo una infancia difícil, la escuela le costó trabajo, “el mundo le dolía” y esto la hizo refugiarse en Dios hasta su adolescencia. También sintió el peso de su juventud y para deshacerse de sus padres se casó a temprana edad, pero, con un acta de divorcio, pronto regresó a vivir con ellos, hasta que Juan, un joven uruguayo, la pidió en matrimonio.


María Alejandra se fue a vivir a Uruguay, allá, en un lugar desconocido, sin su familia cerca, quedó embarazada a los cuatro meses. La soledad y alejamiento de todo lo que conocía, mientras su esposo se dedicaba al trabajo, aunado a la maternidad; despertó su sensibilidad, por lo que comenzó su investigación sobre las leyes espirituales y el mundo metafísico.


Cada día se involucraba un poco más, empezó a leer, estudiar, tomar cursos y talleres de eneagrama hasta que una de sus amigas en Uruguay le habló sobre las constelaciones familiares para resolver los problemas que su familia tuviera sin resolver.


En ese momento estaba en una situación totalmente vulnerable, tenía inseguridad en sí misma, temor a fracasar, recordaba el abuso que sufrió de niña, se sentía sola en otro país –nunca había salido de México y ahora se encontraba lejos y sola- se sentía fea y por si fuera poco, era ignorante de las cuestiones de Dios, así que fue tierra fértil para que todas las cosas que propone la Nueva Era se empezaran a introducir en su vida.


A pesar de todo lo que hacía no encontraba la luz ni la paz, por el contrario, “sentía un cansancio físico, una inestabilidad emocional, mucha relajación moral, se me hacía fácil salir y dejar a mis hijos, me decían que si no era feliz con mi pareja, podía tener otra, te van manipulando, con ceguera espiritual no te das cuenta”.


Después de cuatro años de vivir en Uruguay, la familia se mudó a Buenos Aires y luego a México, en donde su mamá la confrontó sobre la práctica de las constelaciones y a instancias de ella, tuvo que consultar a unos Sacerdotes, quienes lamentablemente no estaban formados en el tema y la instaron a continuar con ello.


De paciente a estudiante de constelaciones


En una ocasión que tomó una terapia personal de constelaciones, cuenta que la dejaron “requete cucha”, tenía ataques de pánico y cuando se quejó, le dijeron que no podía hacer un juicio sobre la efectividad o no de las constelaciones hasta que no las estudiara.


María Alejandra cayó en la trampa y entró a estudiar.  A punto de concluir sus estudios, le tocó ser testigo de un caso que la consternó: Llevaron a constelar a un joven que tuvo un intento de suicidio, la mamá estaba muy preocupada por los hechos y buscó este apoyo. Lo atendió una joven, el chico salió de terapia y a los pocos días asesinó a una persona.


Ese hecho “me trastornó la vida, nunca había pasado algo así, yo dije qué horror, empecé a ver que se trataba de una seudoterapia terrible con consecuencias fatales, ya no podía más, eso había superado todo lo que yo podía soportar, pero lo peor es que yo era la única que estaba consternada, todos lo vieron con frialdad afirmando que era justificable, que su sistema era muy violento y tenía que pasar. Me dijeron que no dijera nada”.



Fue entonces cuando “empecé a sentir que esto (de las constelaciones) es un engaño, hay cosas que no me checan, para todo tienen respuesta, la verdad es que las mentiras las tienen muy disfrazadas… me quería salir porque empecé a ver que eso no era parte de Dios, que era malo, satánico, empecé a ver las caras de las gentes transfiguradas”. Quiso convencer a sus compañeros y se creó enemistades,  comenzó a vivir una persecución y decían que estaba loca.


Huyendo, se topó de frente con los demonios


Salió de ahí sintiéndose violentada, en penumbras, nadie la había querido escuchar, pero seguía sin distinguir, y a pesar de lo que pensaba fue por sanación psicocorporal con una de sus maestras, por un dolor en las cervicales.


Expresamente le pidió que no quería que le practicara constelaciones “ya no quiero nada mental, no quiero que me estén manipulando, lo único que te pido es que no me vayas a dar nada de constelaciones, sólo corporal, para que me quites el dolor de las cervicales, que no me toques con energías”, le dijo.


La maestra le aseguró que respetaría su voluntad, pero le dijo que iba a medir su energía y le hizo Reiki. Así relata lo que vivió: “en el momento en que me ponen en la camilla yo ví los demonios. Me puso la mano en el corazón, me pidió que abriera la puerta … Me dolían mucho las cervicales, veía a los demonios, son extraterrestres, son grises de ojos de mosca, los vi tocándome todo el cuerpo, yo no me podía mover. Ella me insistía en que abriera la puerta, decía que ellos venían por mi corazón, yo ya los había visto”.


El demonio en casa


Desde ese momento la persecución se fue a su casa, y así relata los hechos que vivió:

Cuando llegó a vivir a México, necesitó los servicios de una nueva persona que le ayudara en su casa, además de la nana Aurora a quien le tenía total confianza porque cuidó a sus hijos durante muchos años atrás.


La nueva empleada empezó a realizar hechicerías y la nana perdió la razón. Los doctores la revisaron y determinaron que estaba sana, que su mal era un asunto mental. Días después la encontró dormida en la sala “de varios días que tenía sin dormir, estaba dormida con los ojos abiertos.” Cuestionada al respecto la nana seguía señalando a la mujer que había ingresado a la casa.


Por fin pidió la ayuda de un Sacerdote. “Llegó a la semana de que le llamé, yo ya tenía mucho malestar, persecución, sentía que me veían entidades, en las noches llegaban a quererme llevar, sufría fiebres como de 45 grados y todo me lo callaba”.


Tuvo una confesión de corazón que sintió que le dio paz y gran alivio a sus cervicales. El Sacerdote además quiso bendecir la casa y mientras la recorría, la mujer recién contratada salió corriendo alegando que “ya no podía estar más en la casa porque algo muy malo pasaba”.


Su experiencia mística sobre los novísimos


Después de esa limpieza en su hogar, María Alejandra frecuentó la asistencia espiritual y a los 15 días tuvo la siguiente experiencia mística:


Estando en mi cama, por gracia y orden del Señor fui arrebatada por mi ángel guardián.

Me vi en una torre inmensa, veo a la humanidad durante una catástrofe mundial, un terremoto de magnitudes inimaginables que trae consigo la destrucción total de la tierra. Mi más grande preocupación en ese momento eran mis hijos, los tenía tomados de la mano, cuando vi que no había cómo sostenerlos le dije: “Señor, son tus hijos”, en ese momento empezó mi caída.


Todo fue caer, caer, caer hasta abajo y mientras lo hacía preguntaba que dónde estaban todos, que dónde estaba toda la humanidad. Sentí cómo se desprendió mi espíritu del cuerpo físico, sabía que estaba muerta y  finalmente me pude incorporar.


Por una puerta vi revelada mi infancia, quise ir hacia allá pero no me dejaron, me llevaron a otra puerta. Mientras entraba sentí ya mucha sed y hambre, después identifiqué que se trata de la sed y hambre de Dios. Esa puerta por la que entré era el purgatorio, en donde fui recibida por un verdugo que me encadenó, me puso en una parrilla de espaldas, yo tenía mucha pena de haber ofendido a Dios, estás totalmente consciente de que tienes qué purgar, vas en obediencia y con vergüenza porque sabes que no eres digno.


Me fueron pasando por unas cárceles y fui expiando de una en una las penas por cada una de mis  pasiones, de uno en uno pagas por todos los pecados: lujuria, vanidad, avaricia, etc. Cada uno en cada nivel y conforme iba bajando yo sufría más porque ya no quería estar ahí. Me indicaron que volteara hacia abajo y pude ver las llamas del fuego eterno, era el infierno.


En ese momento se abrió la luz hacia arriba y bajó una mujer vestida de luz divina, entonces sentí una paz increíble, Ella venía rodeada de ángeles, todos me limpiaban y Ella también lo hacía con su Manto, ahí entendí su papel como “abogada nuestra”, pues mientras era reclamada por los verdugos por mis pecados, Ella intercedía por mí justificando que habían abusado de mi siempre, que era inocente.


Gracias a su intercesión salí del purgatorio y me pasaron a un lugar muy lindo en el que el ángel de mi guarda estuvo presentando toda mi vida, entiendo como que hicieron un discernimiento y en consenso acordaron pasarme con mi Papá, yo no entendía pero me prepararon para entrar y como en ese momento sentía una gran inquietud por mi hija la mayor, me preguntaron que si quería regresar. Yo dije que sí quería regresar y me dijeron: Pero antes, vas a pasar con tu Papá. Yo dije sí, hago lo que me digan, pero quiero regresar. Me hicieron bebé, hablando de un aspecto de pureza e inocencia, y me pasaron con mi Papá, pero yo no sabía que se trataba de mi Papá Celestial.


Nuestro Señor no es una energía, tiene personalidad, es un Rey, es todo en una sola persona, es impresionante, yo no tendría manera de explicarlo, está en toda la humildad y toda la majestuosidad, es un ser majestuoso, es el Rey de Reyes, me cargó, cuando me pasan con Él, Él me carga bebé y me dice eres hija de Reyes, en ese momento me soltó y yo caí de espaldas en mi cama.


Ahí terminó la visión.


La oportunidad de conversión


La experiencia de María Alejandra Ibarra pudo haber sido diferente, de lejos vio el infierno, pasó por el purgatorio y fue recibida en el Cielo, pero considera que debido a que 15 días antes tuvo una amplia confesión después de una vida de pecado, alejada de la Iglesia y los Sacramentos, pudo evitar el infierno.


Ella cree que Dios permitió que viviera esto para alertar sobre el pecado de la apostasía: la negación de palabra o de acto, de la fe, de la creencia en Dios, “es una de las realidades terribles que experimenta el mundo de hoy, haber abandonado a Dios, y haber apostatado a nuestra Iglesia Católica e irnos a buscar a otras ideologías, todo lo que yo descubrí que yo buscaba lo tenía en mi fe católica”.


P. ¿Por qué la gente no debe practicar las constelaciones?


R. Sin dar una respuesta científica, si nos ponemos a pensar superficialmente, cuando tú estás constelando, hay que representar a gente de tu sistema familiar, que pueden ser parientes muertos o vivos; ¿Quiénes toman ese lugar?: son los demonios, te metes con canales de espiritismo, de demonios.


Yo les alerto para que no participen en ninguna de esas prácticas, tampoco reencarnaciones, reiki, yoga, todo esto está infestado de demonios y se pone en riesgo el alma, por eso es que todo el tiempo te quieren manejar por medio de la vanidad, el orgullo, para llevarte a la apostasía.


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