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Encontró un Tesoro: La Belleza que Salvará al Mundo

Después de vivir 32 años como pagana y de evadir la religión católica a toda costa, Montserrat Castillo fue evangelizada y bautizada. Su fe y amor la llevó a conocer la Misa Tradicional.




Montserrat Castillo tuvo una conversión a los 33 años de edad. Su proceso fue radical ya que no solo había incursionado en muy diversas prácticas contrarias a Dios, sino que además no estaba bautizada.


Una catequista que ignoró los respetos humanos y atendió el llamado de Nuestro Señor Jesucristo a evangelizar, destrozó con fundamentos bíblicos todas las ideologías de Montserrat y la ayudó a prepararse para recibir el bautismo el Sábado Santo, 3 de Abril de 2021.


Con el estudio de la Biblia y el Catecismo, creció también un profundo amor a Dios y a sus cosas, por eso a Montse le causaba un profundo dolor ver a los fieles recibir la Santa Comunión en la mano y comulgar de pie; ya que justamente su conversión se dio en los inicios de la pandemia y en los templos tomaron estas medidas para evitar el contagio del coronavirus. “Para mí fue un choque muy fuerte, después de haber estudiado, ver eso, no me cuadraba, ¿por qué tantos católicos tibios?”


Pero tampoco comprendía el hecho de que la gente tuviera fe y amor a Cristo y al mismo tiempo se permitieran otras irreverencias en la Santa Misa: la gente usando el celular o platicando en el templo y llegando tarde a Misa.


Esta crisis de fe que se percibe en los fieles y que se demuestra en su falta de respeto en la Misa, la hizo derramar varias lágrimas; se quedaba al final para hacer actos de reparación y también para hablar con los Sacerdotes y buscar una solución a esa falta de fe, a esa falta de respeto a Dios en la comunión.


Pero la respuesta de un Sacerdote la dejó aún más dolida: “No seas radical, no pasa nada.”, le dijo. “A mí me dolió mucho… ¿quién más radical que Jesucristo?... ¿cómo me puede decir que no sea radical si nuestro Señor nos llama a serlo?; con esas palabras me evangelizaron: ´Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!´ (Ap 3, 15) ¡caliente es ser radical!”


Dios le dio respuestas


En oración, Montse buscaba las respuestas, le preguntaba a Dios, “¿esas palabras vienen de tí, eres tú el que me está hablando, eres tú el que me está pidiendo que no sea radical? ayúdame!” Dios le aclaró el tema nuevamente en una homilía: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29); “el Sacerdote basó todo su sermón en la importancia de la Palabra de Dios, que es vida eterna y que siempre nos llevará por el camino correcto.”


Entonces le pidió a Dios que la llevara a donde lo amaran y lo respetaran; y nuevamente Montse recibió una respuesta en otra homilía al día siguiente. “´Un Padre empieza a decir: deberían de agradecer al Concilio Vaticano II que ahora entienden la Misa, antes le dábamos la espalda al pueblo y además, se decía en latín´; cuando dijo eso como que algo dentro de mí dijo espérame, ¿cómo que en latín?, pero si acabo de leer que los exorcismos se hacen en latín, que el demonio odia el latín, ¿cómo que quitaron el latín?, yo empecé a pensar ¡claro que esto no es obra de Dios! Yo salí llorando pensando que ya no existía esa Misa que el Padre estaba criticando.”


Encontró un tesoro


Montse se puso a investigar y felizmente descubrió la existencia de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, fundada por San Juan Pablo II para preservar la Santa Misa en latín; Asociación que se encuentra en comunión con Roma y que, para maravilla suya, encontró en CDMX en la Capilla de la Inmaculada Concepción, a donde pudo asistir a Misa.


“Toda la Santa Misa con ´piel de gallina´, llorando, diciéndole a Dios: gracias por traerme a un lugar donde te aman y te respetan; ahí sí no hay manera que den la comunión en la mano, está prohibidísimo, es en el comulgatorio, todos arrodillados. Me encanta porque ves a las familias grandes, las mujeres cubiertas hasta con velo, eso me impresionó muchísimo, supe el significado del velo, del seguimiento a Nuestra Santísima Virgen María, de todo este amor que se le da a Nuestro Señor y sobre todo, del misterio, del Sacrificio perfecto del Altar, eso me llevó a conocer aún más el significado de la Santa Misa. Ahí me encontré con muchísimos jóvenes, una cosa impresionante que no había visto en todo ese mes que llevaba asistiendo a Misa todos los días.


No digo que esté todo mal en la Misa Novus Ordo, si tú vas con devoción, con fe, con respeto, desde la manera de vestir,  es válida; pero Dios merece respeto, merece que te humilles”.


Adveniat: Ahora que te has familiarizado más con la Misa Tradicional, ¿cuál crees que es la riqueza de este rito?


Montse: La mayor de las riquezas que encuentro en este rito es la belleza, alguna vez citó San Juan Pablo II a Dostoyevski con esta gran frase: “La belleza salvará al mundo” y no se equivocaba porque en la belleza está Dios y éste rito a mí me parece el más bello que pueda existir, no hay duda que el Espíritu Santo dictó cada movimiento, cada signo, desde que el Sacerdote pide perdón para subir al altar, con esa indignidad acompañamos al Sacerdote para subir al altar con él, para estar en el Calvario, en recogimiento, con amor; la belleza del latín, esa lengua consagrada a Dios.

Pero lo que más me gusta es la belleza con la que el Sacerdote, de frente al Sagrario, alza la hostia para realizar la Transustanciación y el acólito alza la casulla, suenan las campanas; esa belleza, ése misterio que nos une al Sacrificio perpetuo del altar, para mí es la mayor de las bellezas que pueda existir en este mundo. El Sacerdote hace tantas genuflexiones que nos deja claro que ahí está Dios, besa el altar antes de voltearle la espalda para llamarnos a la oración. Tiene tantos signos y tanta belleza esta Santa Misa, que para mí es lo mínimo que le podemos dar a Jesucristo que se hace presente en el pan y en el vino.


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