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Evangelizar, Misión Esencial del Católico

Los católicos debemos estar en misión permanente y llevar a todos el Evangelio para destruir las obras de Satanás; porque fuera de la Iglesia Católica no hay salvación.



P. Jorge Hidalgo


La misión evangelizadora es parte constitutiva de la Iglesia, por eso los dos primeros enviados fueron el Hijo y el Espíritu Santo.


Cristo fue el primer enviado por el Padre al mundo, así lo dijo Él mismo: ¡Paz a vosotros, como mi Padre me envió, así Yo os envío. (Jn 20, 21) Y luego fue enviado el Espíritu Santo: Os conviene que me vaya porque si Yo no me voy, el Intercesor no vendrá a vosotros; más si me voy, os lo enviaré. (Jn 16, 7)


Ambos son enviados para liberarnos de la tiranía del pecado, del demonio, de la condenación eterna, es el designio de salvación que Dios tiene sobre todos nosotros, por eso es tan importante la misión apostólica -en la cual tenemos que ver todos- donde la Iglesia misma es enviada.


Porque si a nosotros mismos alguien no nos hubiera transmitido la fe, no tendríamos posibilidad de salvarnos -a menos que procediera la ignorancia invencible, sin saber nada-; pero qué difícil pensar que si nosotros que tenemos la palabra de Dios, la enseñanza de la Iglesia, el ejemplo de los sacramentos y aun así nos cuesta el tema de la salvación, ¿qué va a pasar con aquellas personas que no saben nada de Dios? Dice la Sagrada Escritura: Y si el justo apenas se salva, ¿qué será del impío y el pecador? (1Pe, 4, 18)


Por eso es que Cristo y el Espíritu Santo son enviados, por un acto de misericordia que Dios tiene para con nosotros, para que no caigamos en la muerte eterna, que nos veamos liberados del pecado para que podamos pasar a la vida de la gracia de Dios.


Los Obispos tienen la misma misión de CristoLa Iglesia misma es la gran enviada y en esta misión no todos cumplen la misma función. Los primeros enviados son los apóstoles y ellos tienen la misma función que Cristo: transmitirnos una palabra que nos lleve al Cielo, una palabra de salvación, una palabra que nos libre de Satanás y de los enemigos del alma.

Ésta es la misión principal de los apóstoles y de sus sucesores que son los Obispos; es decir que los Obispos no deben ocuparse de la ecología, ni de la Pachamama; no es la misión de un Obispo buscar los valores del reino (como se llamaba en la década de los 70’s a la promoción de la Teología de la Liberación condenada por el papa Pablo VI).


Tampoco es la misión de un Obispo buscar a ver qué valores tenemos en común todas las religiones; porque la misión de un Obispo es la misión de Cristo y Él no vino a decir: todas las religiones son iguales. ¡No! Cristo vino a decirnos una palabra de salvación, vino a predicarnos los 10 mandamientos, vino a darnos la vida de la gracia para que podamos ir a la vida eterna; eso es lo que vino a hacer nuestro Señor, así que ésa es ante todo la misión de los apóstoles y de sus sucesores.


¿Qué papel tienes tú y a quién hay que llevar el mensaje?


Todos tenemos diferente rol, pero cada uno tiene que predicar el Evangelio, nadie puede decir “a mí no me toca”, “yo no tengo ninguna misión”, “yo no tengo qué transmitir la fe a nadie”, “a mí la catequesis no me interesa”; porque ésta es una tarea de toda la Iglesia. Los Sacerdotes deben cumplir su misión pastoral; pero los laicos, consagrados a Dios por el santo bautismo, también tienen que predicar el Evangelio, para llevar el mensaje a todos.

Mucha gente es católica, pero no asiste a Misa, no se confiesa ni comulga jamás.


Hay gente que asiste a Misa los domingos y cree que con eso le alcanzará para salvarse; a ellos hay que invitarlos a asistir entre semana, a participar en un grupo, a unirse a un apostolado, a formarse para crecer en su fe.


Otros que dicen: ”soy católico, pero eso de los curas, qué sé yo”, y culpando a los sacerdotes dejan de asistir. A ellos hay que hacerles ver que no pueden excusar de sus acciones responsabilizando a otros.


Hay personas que por ignorancia se terminan haciendo protestantes porque los protestantes son muy constantes en ir y golpear las puertas de las casas y como dice un adagio por ahí: “cristiano ignorante, futuro protestante”. Llegan con las personas que no están formadas en su fe, con las que están heridas por algún problema, una situación familiar, un momento de dolor o confusión y los alejan de la fe católica. 


Fuera de la Iglesia católica no hay salvación


Lo importante en la misión es recordar a cada persona el llamado de que todos tenemos que ser católicos porque fuera de la Iglesia Católica no hay salvación, una verdad que es muy necesaria recordar en este mundo moderno.


Los Padres de la Iglesia comparan a la Iglesia con una barca. Podemos ver, ¿qué hubo fuera de la barca de Noé? Solamente agua, destrucción, muerte; es justo eso lo que pasa fuera de la Iglesia Católica.


Existe la posibilidad de que alguno que no sea católico se salve, quizás por ignorancia como fue dicho arriba, porque nunca recibió el mensaje, eso se lo dejamos a Dios; pero el que sabe que tiene que ser católico y aun así reniega de la fe, no puede salvarse.


Hay miles de ejemplos, incluso de los herejes como Martín Lutero, un Sacerdote agustino que renegó de la fe, quien asentó los principios de todos los grupos protestantes que conocemos. Se sabe que en una ocasión la esposa que tenía en ese momento, que era una ex monja, le dijo: “Mira Martín, ¡qué lindo que está el Cielo!”, ella estaba mirando las estrellas y le maravilló esa noche tan llena de estrellas, las cuales estaban muy brillantes. Y la respuesta de Lutero fue: “Sí, pero el Cielo no es para nosotros”.


¡Qué terrible!, él lo sabía y si se hubiese arrepentido se hubiese salvado, pero en realidad los herejes saben lo que están haciendo, muchos lo saben, no son como los ignorantes que realmente desconocen la Verdad.


Pero uno, que indignamente ha recibido la fe católica, que Dios le ha dado la gracia para conservarla, tiene la responsabilidad de ser verdaderamente católico y de llevar la Verdad a los pobres hombres que, si perseveran en su error sabiendo que están en él, no tendrán salvación.


¿Cuándo nos vamos de misiones?


La misión evangelizadora no es un trabajo de un momento, una semana, un mes o cada tres años; la tarea de todo cristiano es estar de misiones siempre, te debes preocupar por tu esposo, por tus hijos; en el orden natural los papás son los primeros educadores y en el orden de la salvación son los primeros catequistas, porque tienen que educar a los hijos no para la tierra solamente, sino para el Cielo.


Pero también debes hacer misión con tus hermanos, tus ahijados, tus vecinos, tus compañeros de trabajo, etc.


Otra parte muy importante del ser católico es ser testigos de la fe, viviendo de acuerdo con la fe que profesamos y no solo cuando me queda cómodo. Porque cuando una persona está sola o está en casa le va muy bien el rezar, pero cuando sale a trabajar se olvida de Dios, miente si ve necesario, llega tarde, o se aprovecha de cualquier situación, es ventajoso o participa en los chismes… pero, ¿cómo? ¿no éramos cristianos? Un católico debe serlo en todo lugar y en todo momento porque el que es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho (Lc 16, 10).  Entonces ser católico es pensar y actuar siempre como católico, no cuando me conviene solamente; y cuando actuamos como creemos, estaremos evangelizando.


Los testigos de la fe son los que motivan frases como la que se dijo sobre los primeros cristianos: “mirad cómo se aman”; si nosotros amáramos verdaderamente a Dios y lo demostráramos con nuestros actos, muchos se convencerían de ser católicos.


Destruir las obras de Satanás


Cristo vino para destruir las obras del Diablo, para destruir el poder de Satanás; así que ésa es la tarea del misionero, saca del error a los que evangeliza, porque los saca de la ignorancia, del pecado, y los ayuda a vivir nuevamente en la vida de la Gracia.


El misionero debe prepararse para iniciar su labor evangelizadora. Por ejemplo, si voy a evangelizar a la China, tengo qué buscar algo que tenga en común con los chinos porque si no, no me van a escuchar jamás, a lo mejor podré ponderar el valor que le dan a la familia o a los ancianos, pero yo como misionero no me puedo quedar en ponderar lo bien que cuidan a los ancianos, ¡no!, tengo qué decir la Verdad, tengo qué intentar decir que está muy bien que los orientales sean muy religiosos, pero denunciar que Buda no es Dios, que Shiva es un demonio, que el reiki está mal, al igual que el yoga… si como misionero no soy transmisor de la Verdad se nos aplicarán las palabras de Jesús: el que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge desparrama (Mt, 12, 30).


Y la lucha contra el diablo ha de ocurrir porque el Diablo no va a querer, ¡claro! El Demonio se va a molestar de que nosotros vayamos a predicar el Evangelio. Al Demonio no le va a gustar que nos confesemos, ni que vivamos en gracia de Dios y va a poner un montón de trabas, va a decir es mejor quedarse en la casa, está muy frío, o nos va a hacer pelear entre nosotros. El Diablo va a intentar meter la cola porque no quiere que salgamos del pecado, entonces cualquier excusa va a salir bien.


Lo importante es que uno diga: “hay que ver las cosas como Dios las mira y si el Diablo protesta y zapatea, ¿saben qué?, mucho mejor, es una buena señal”.


Lo importante es que sepamos que todos somos enviados y que todos tenemos un rol que cumplir en la misión evangelizadora; ser reflejo de Cristo, luchar contra Satanás, para que en nuestro corazón solo more la gloria y la honra de Dios y hagamos lo posible para que así también solo brille la gloria de Dios en los corazones de los demás.


Que la Virgen Santísima, la primera que -como dice el texto sagrado-, cuando el Verbo se encarnó salió presurosa a visitar a Isabel y a llevarle la buena noticia de la salvación, nos conceda tener esa diligencia que ella tuvo; porque cuando tenemos al Verbo en nuestra alma, cuando tenemos a Cristo reinando por la gracia de Dios en nuestro corazón, no podemos quedarnos con ese tesoro, tenemos que ir prontamente a transmitir la Verdad de la salvación a los demás. Que la Virgen entonces nos conceda su diligencia, su caridad, para que en todos brille solamente la voluntad de Dios.


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