Los dogmas constituyen la base inalterable de toda la Doctrina católica y cualquier católico está obligado a adherirse, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.
Por José V. Hernández
La Doctrina Católica nos enseña que nuestras almas tienen tres enemigos: el Mundo, el Demonio y la Carne. Por eso las Sagradas Escrituras nos dicen que si queremos unirnos con Dios no debemos amar al mundo, no sucumbir ante los deseos de la carne y luchar contra el Demonio. Por ello debemos batallar toda nuestra vida contra estos enemigos.
Sin embargo, en la actualidad pareciera que vamos perdiendo la batalla por la salvación de las almas. No solo en el mundo en general donde cada vez hay más ateísmo, sino, incluso entre los católicos hay un gran porcentaje de bautizados que se comportan más como paganos que como creyentes. La fe se ha diluido, se ha extraviado y muchos fieles, incluso clérigos, ya no saben ni en qué deben creer.
Muchos católicos no recuerdan siquiera cuáles son los Mandamientos de la Ley de Dios, los sacramentos, las oraciones básicas, más allá del Padre Nuestro y el Ave María. Se olvidaron de sus lecciones de Catecismo o ni siquiera lo estudiaron. Además, los sermones en la Iglesia ya no hablan de las verdades de fe, se pierden en temas mundanos y banales.
Para mantener nuestra fe católica debemos conocerla, predicarla y defenderla. Y para saber en qué creemos debemos conocer los dogmas proclamados por la Iglesia.
Muchos católicos creen que todos los dogmas están en el Credo que cada domingo rezamos en Misa y aunque son la base de nuestra fe, no son todos los dogmas proclamados en dos mil años de cristianismo.
El Credo de los Apóstoles fue el primero y en él se resumen las verdades de fe que los apóstoles transmitieron al mundo para que todos los cristianos pensaran y confesaran la misma creencia. Después se formuló el Credo Niceno Constantinopolitano que es más largo que el anterior, pues es más explícito. Fue escrito entre el concilio de Nicea (325 D.C.) y el de Constantinopla (381 D.C.) en el siglo IV D.C. Esta fórmula fue una respuesta a la herejía arriana.
Según el catecismo de Trento, el Credo nos enseña lo que como fundamento y suma de la verdad debe creerse: sobre la unidad de la divina esencia; sobre la distinción de las tres Personas; sobre las operaciones que a cada una de ellas se atribuye por alguna razón particular, a saber: la obra de la Creación a la persona de Dios Padre, la obra de la Redención humana a la persona de Dios Hijo, y la obra de la Santificación a la persona de Dios Espíritu Santo. Todo ello nos lo enseña en doce sentencias o «artículos», entendiendo por artículo cada uno de los puntos que debemos creer distinta y separadamente de otro.
Los dogmas
Entendemos por dogma una verdad revelada definida por la Iglesia que puede pertenecer al campo de la fe o de la moral. Dicha verdad revelada por Dios fue transmitida desde los Apóstoles ya sea a través de la Escritura o de la Tradición y estudiada por el magisterio de la Iglesia y propuesta para su aceptación por parte de los fieles.
Las revelaciones privadas no constituyen dogmas, y los teólogos limitan la palabra "definida" a doctrinas fijadas solemnemente por el Papa o por un concilio general. Por ello un dogma es una verdad absoluta, definitiva, inmutable, infalible, irrevocable, incuestionable y absolutamente segura sobre la cual no puede flotar ninguna duda. Una vez proclamado solemnemente, ningún dogma puede ser derogado o negado, ni por el Papa ni por decisión conciliar. Por eso, los dogmas constituyen la base inalterable de toda la Doctrina católica y cualquier católico está obligado a adherirse, aceptar y creer en los dogmas de una manera irrevocable.
Y tiene que ser así porque de esa manera los católicos podemos confiar plenamente en nuestra fe sin que se nos pueda engañar.
Cuando la Iglesia define un dogma de fe, no quiere decir que esa creencia empiece entonces a ser verdad. Son verdades que siempre han existido; pero que su creencia ha empezado a ser obligatoria al definirse. La definición de una doctrina no es su invención, sino la declaración autoritativa de que ha sido revelada por Dios, es decir, que forma parte del conjunto de verdades que constituyen la Revelación cristiana. Históricamente la aparición de nuevos errores obliga a la Iglesia a definir y declarar más firmemente aquello que siempre ha sido verdad, pero que las circunstancias del momento reclaman una aclaración.
Además de un sinnúmero de verdades de fe, la Iglesia Católica ha proclamado a lo largo de la historia 44 dogmas principales, subdivididos en 8 categorías y a continuación se enuncian:
Dogmas sobre Dios:
1.- La Existencia de Dios.
2.- La Existencia de Dios como Objeto de Fe.
3.- La Unidad de Dios.
4.- Dios es Eterno.
5.- La Santísima Trinidad.
Dogmas sobre Nuestro Señor Jesucristo:
6.- Jesucristo es el verdadero Dios e hijo de Dios por esencia.
7.- Jesús posee dos naturalezas que no se transforman ni se mezclan.
8.- Cada una de las naturalezas en Cristo posee su propia voluntad física y su propia operación física.
9.- Jesucristo, además de hombre, es el Hijo natural de Dios.
10.- Cristo se sacrificó en la cruz como verdadero y propio sacrificio.
11.- Cristo nos rescató y reconcilió con Dios por medio del sacrificio de su muerte en la cruz.
12.- Al tercer día después de su muerte, Cristo resucitó glorioso de entre los muertos.
13.- Cristo subió en cuerpo y alma a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Dogmas de la Virgen María:
14.- La Inmaculada Concepción de María.
15.- La Perpetua Virginidad de María.
16.- María, Madre de Dios.
17.- La Asunción de María.
Dogmas sobre el Papa y la Iglesia:
18.- La Iglesia fue fundada por el Dios y Hombre, Jesucristo.
19.- Cristo nombró al Apóstol San Pedro como primero entre los Apóstoles, como “cabeza visible” de toda Iglesia, confiriéndole inmediata y personalmente el primado de la jurisdicción.
20.- El Papa posee el pleno y supremo poder de jurisdicción sobre toda Iglesia, no solamente en cosas de fe y costumbres, sino también en la disciplina y gobierno de la Iglesia.
21.- El Papa es infalible siempre que se pronuncia ‘ex cathedra’.
22.- La Iglesia es infalible cuando hace una definición en materia de fe y costumbres.
Dogmas sobre la creación del mundo:
23.- Todo lo que existe fue creado por Dios a partir de la nada.
24.- Carácter temporal del mundo.
25.- Conservación del mundo por Dios.
Dogmas de la Iglesia Católica sobre el ser humano:
26.- El hombre está formado por cuerpo material y alma espiritual.
27.- El pecado de “Adán y Eva” se propaga a todos sus descendientes por generación, no por imitación.
28.- El hombre caído no puede redimirse a sí mismo.
Dogmas sobre los sacramentos:
29.- El Bautismo es el verdadero y primer Sacramento instituido por Jesucristo.
30.- La Confirmación es verdadero y propio Sacramento.
31.- La Iglesia recibió de Cristo el poder de perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
32.- La Confesión Sacramental de los pecados está prescripta por Derecho Divino, necesaria para la salvación.
33.- La Eucaristía es un verdadero Sacramento instituido por Cristo.
34.- Cristo está presente en el sacramento del altar por la Transubstanciación de toda la substancia del pan en su cuerpo y toda la substancia del vino en su sangre.
35.- La Unción de los enfermos es verdadero y propio Sacramento instituido por Cristo.
36.- El Orden sacerdotal es verdadero y propio Sacramento instituido por Cristo.
37. - El matrimonio es verdadero y propio Sacramento.
Dogmas de la Iglesia Católica sobre las últimas cosas
38.- La Muerte y su origen como consecuencia del pecado.
39.- El Cielo.
40.- El Infierno.
41.- El Purgatorio.
42.- El Fin del mundo y la Segunda venida de Cristo.
43.- La Resurrección de los Muertos en el Último Día.
44.– El Juicio Universal.
Estos son los dogmas que todo fiel está obligado a creer si se dice ser católico. No es un menú del que se pueda tomar lo que cada quien quiera y rechazar lo que no le guste, es necesario aceptar el paquete completo.
Es muy importante conocer y entender este tema, porque hay muchos católicos que buscan profesar la religión a su medida e incluso creen en un Dios a su antojo al cual sólo recurren cuando les va mal, sin embargo, deben saber que de todo esto el Señor nos pedirá cuentas después de nuestra muerte.
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