¿Por qué un Tercio de los Católicos no Creen en la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía?
- Juan J. Vázquez
- 8 dic 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 11 dic 2024
Un gran número de católicos no cree que en la Eucaristía se encuentra el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.

Por Juan J. Vázquez
La doctrina católica siempre ha enseñado el dogma de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. ¿Por qué entonces miles de católicos no creen en ella?
La última cifra disponible de esta estadística la encontramos en un estudio de Vinea Research, el cual afirma que el 31% de los católicos no creen en la presencia real.
Este dato no puede sino sorprendernos. ¿Cómo es posible que tantas personas que se dicen católicas, no crean en uno de los dogmas centrales de su propia fe? ¿Cómo es que se llegó a este punto?
Primero, lo obvio: mala formación
Sin duda la principal razón que podemos deducir de la falta de fe en este dogma es la falta de una buena formación católica. Lo cual no es difícil de imaginar en un mundo donde la religión católica va disminuyendo en tamaño e influencia.
Cada vez hay menos sacerdotes y formadores que enseñen la doctrina católica en la actualidad. Sin ellos, los fieles quedan desamparados ante los males de la ignorancia de su propia fe.
Sin embargo, en muchos de los lugares donde sí hay sacerdotes y formadores, tristemente éstos han sido corrompidos por corrientes modernas y anticristianas que los han influenciado y convencido de cosas contrarias a lo que enseña la verdadera Fe Católica. A esto se le llama hoy en día más apropiadamente como “modernismo”.
No es ningún secreto que el demonio lleva siglos atacando a la Iglesia no sólo desde afuera, sino también y más especialmente desde adentro – lo cual es más perjudicial –, buscando corromper la doctrina y las enseñanzas de siempre de la Santa Iglesia. Y tristemente ha tenido éxito, pues hoy en día es difícil - pero gracias a Dios no imposible - encontrar entre la cizaña un buen sacerdote apegado a la sana doctrina.
Una de las principales razones por las que un número tan grande de católicos no creen en lo que el mismo Señor Jesucristo les enseñó, “Éste es Mi cuerpo”, “Ésta es Mi sangre”, no es sólo la falta cuantitativa, sino también cualitativa de sacerdotes bien formados.
En el Catecismo de la Iglesia leemos en el numeral 1374:
En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están "contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero" (Concilio de Trento: DS 1651). «Esta presencia se denomina "real", no a título exclusivo, como si las otras presencias no fuesen "reales", sino por excelencia, porque es substancial, y por ella Cristo, Dios y hombre, se hace totalmente presente» (MF 39).
“El ejemplo arrastra”… ¿al infierno?
El desconocimiento del catecismo no es la única razón por la que los católicos no creen en la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Es de sabiduría popular que las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra.
Un niño pequeño no cree verdaderamente que Jesucristo es Dios porque le han enseñado un tratado de Teología y Cristología, sino simplemente porque sus papás se lo enseñan y él ve que ellos le rezan, lo adoran y lo aman.
Si el niño viera que a pesar de que sus papás le enseñan que Jesús es Dios, ellos no le rezan, no le adoran y no lo tratan como tal, terminará por no creer lo que le dijeron, lo cual pasa con frecuencia hoy en día.
Así pues, sucede lo mismo con la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Y esto no aplica sólo a niños, sino a todos. Si las personas ven que sus pastores, los principales responsables de la salvación de las almas, no tratan a la Eucaristía como al mismo cuerpo y sangre de Jesús, terminarán por creer que la Eucaristía es un mero “símbolo”.
Si el Sacerdote no trata a la Sagrada Comunión como trataría al mismo Jesús, si no se les enseña a los fieles que la Hostia Consagrada que reciben ya no es pan y que no pueden tomarla como si fuera una golosina, sino que deben hincarse para recibirla con la debida reverencia, respeto y dignidad, ¿por qué alguien creería que se trata del mismo Dios? Ahí está el problema.
Por tanto, es deber de los Sacerdotes y de todos los católicos a los que Dios les ha concedido ver con los ojos de la fe su presencia real en la Eucaristía, dar testimonio de ello. Tratar y recibir el Sacramento con la mayor reverencia posible, en la boca e idealmente de rodillas, a excepción de que la salud se los impida. Sólo así los católicos incrédulos y los niños creerán verdaderamente lo que con la palabra se enseña.
Así pues, en un mundo cada vez más anticristiano e indiferente, en una Iglesia que decrece en la fe de sus miembros, con una doctrina cada vez más atacada y secularizada, no es raro que cada vez menos “católicos” crean en la presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía.
El católico tiene el deber de formarse y conocer por lo menos lo básico de su fe y evitar caer en el lamentable, pero atinado dicho popular: “católico ignorante, futuro protestante.” Para el católico que conoce la doctrina es su deber enseñar al que no sabe, dar ejemplo y testimonio de este dogma central y tratar de difundirlo en la medida que le sea posible.
Komentarze