Breve repaso sobre el proceso de la tentación y cómo resistirla.
Por Pbro. Don Iñigo
Empecemos repasando brevemente el proceso de tentación con el ejemplo de Eva y la serpiente:
1. Se Acerca el tentador
2. Se te insinúa: “¿Conque Dios te ha mandado no comer de ningún árbol del huerto?”
3. Esto te pone en duda …. ¿De verdad Dios quiere que me abstenga? En este momento el alma puede detener la tentación, rechazarla y afirmar contundente: Dios lo que quiere es que me abstenga. Pero si te distraes, te entretienes en pensar en este punto, si vacilas.. ¡caerás!
4. La proposición directa: “No morirás si comes de esa fruta, serás como Dios”. En este punto el alma aún puede darse cuenta del peligro en el que está, puede darse la vuelta y rechazar la tentación.
5. Pero si en cambio, vacila, está otorgando un consentimiento semideliberado. Entre más te entretengas en ese pensamiento, será más fácil caer; Eva vio que el fruto de ese árbol era bueno. Cuando todavía estás en la lucha, no es pecado grave. Pero entre más consientas, más dialogues, más se debilita tu voluntad.
6. Finalmente, das tu consentimiento de manera voluntaria. Ahí ocurre el pecado.
7. Este proceso se cierra con una desilusión.
Después de caer te atormentan los pensamientos: ¿por qué?, ¡si yo ya sabía!
Ocurre que aunque se haya satisfecho un gusto o un placer, siempre viene una culpa, sobre todo porque ni siquiera nos da el gusto y el placer que esperábamos.
Cuando adquieres conciencia de que caíste en la tentación y en pecado, lo primero que tienes que hacer es pedir perdón.
Si en cambio, no llegaste al punto 6, si venciste la tentación, lo primero que tienes que hacer es darle gracias a Dios, porque no lo hiciste solo, no venciste por tus propias fuerzas
Cuando tienes dudas de si caíste o no, no te pongas a darle vueltas porque lo puedes ver peor de lo que es, y eso te causa escrúpulo. Cuando el caso es dudoso tómalo con calma y haz un acto de contrición. Cuando estés más tranquilo pide la gracia de saber.
Conductas prácticas para resistir a la tentación
1.-Haz penitencia. Vigila y ora.
Prepara tu cuerpo y tu alma para resistir la tentación con ayuno y oración. Manténte vigilante y si ya sabes que caes en tal o cual circunstancia, no vayas, deja de hacerlo, pon los medios, no te entretengas en eso.
2. Resistencia directa. Haz lo contrario
Si se te da hablar mal de una persona, reza por ella.
Si te cuesta trabajo levantarte, levántate más temprano.
Si faltas al ayuno, ayuna.
La vara torcida se endereza torciéndola para el otro lado.
3. Resistencia indirecta. Básicamente contra los pecados de impureza, que empiezan por el pensamiento. Hay que darles la vuelta, evitarlos completamente.
No te pongas ante la tentación. Dales la vuelta, puedes, por ejemplo: recita todos los Estados de la República y sus capitales. Recordar los 10 Mandamientos de la Ley de Dios o las Obras de Misericordia. En conclusión, necesitas distraerte con algo más porque a la tentación no le vas a ganar peleando directamente.
Piensa en el día de tu muerte. No esperes a que te venza la tentación.
La condenación y la salvación son personales. ¡Tómatelo en serio!
Tienes qué hacer lo posible por evitar el pecado y crecer en el amor a Dios.
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