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También en Política, Busca Primero el Reino de Dios

"Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura".



Por José V. Hernández


El ritmo de la vida actual nos plantea constantes desafíos de distinto tipo, pero cuando es un fuerte conflicto espiritual o moral, para poder resolverlo siempre me pregunto qué haría Nuestro Señor Jesucristo en tal o cual caso.


Esta reflexión viene al caso porque en las últimas semanas se ha presentado un gran conflicto moral para todos los católicos mexicanos, sobre si votar por una o por otra candidata en las elecciones presidenciales.


Hay argumentos a favor y en contra de cada una de las candidatas punteras, se han hecho campañas de miedo señalando que si votas por tal le irá peor al país o que si votas por tal le irá mejor. Incluso hay quienes han llegado al extremo de que si votas por fulana es pecado o, por el contrario, que si no votas también es pecado.


La verdad es que ninguna de las candidatas o candidato es una buena opción, todos están a favor del aborto, de la ideología de género, de la legalización de las drogas, entre otras medidas anticristianas; todos son de izquierda, unos más radicales que otros, pero todos son decepcionantes y los católicos no pueden aceptar sus propuestas.


El principal planteamiento es decidir, dicen, entre elegir la continuidad que llevaría al país al autoritarismo o decidir para que siga existiendo democracia. La mayoría teme que México se vuelva un país socialista o peor aún, comunista. Por ello plantean la tesis de elegir el mal menor para evitar un mal mayor, están de acuerdo en aceptar propuestas que van en contra de los principios católicos, para conservar ciertas libertades que en una tiranía no se tendrían.


Sobre este tema, mucho se ha escrito y hablado y siguen las fuertes discusiones en los ámbitos católicos entre votar por el mal menor o no votar por ninguno ya que todos representan posturas anticristianas, por ello conviene volver a la pregunta inicial, ¿qué haría nuestro señor Jesucristo en un caso así?¿Decidiría con convicción o con temor?


Para contestar esta pregunta, recurramos a las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Y aunque puede haber muchos argumentos más, nos centraremos en dos principalmente.


El primero de ellos se refiere a la gran cantidad de ocasiones que tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el Señor nos dice: “no tengas miedo”, incluso ésta frase o similares se señalan muchas más veces que los mismos 10 mandamientos, por lo que esta petición se convierte más que en un mandato divino - que lo es también - en prácticamente una súplica.


Es cierto que el miedo es un mecanismo de defensa que tenemos para percibir un peligro real y evitarlo. Pero a veces, el miedo también nos nubla la mente y nos hace temer por peligros que no existen.


Este mandamiento no solo es una forma de tranquilizar a las personas, sino que también es un recordatorio de la confianza que debemos tener en Dios y en su plan para nuestras vidas.


Además, la mayoría de las citas bíblicas donde el Señor nos pide no tener miedo, también nos dice que confiemos y tengamos fe, pues Él estará con nosotros en los momentos difíciles para ayudarnos. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es no tener miedo.


El segundo punto es otra petición que nos hace Nuestro Señor Jesucristo, que viene relatada en los evangelios de Mateo y de Lucas, en donde nos dice: “Buscad, pues, primero el reino de Dios y su Justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura”.


Si todos los católicos entendiéramos y creyéramos esta promesa de Jesús bastaría para dar solución satisfactoria a todos los problemas sociales.


Por eso lo más importante para los católicos bien formados es buscar el reino de Dios con convicción, no importa las críticas o rechazos que podamos enfrentar. Recordemos que no debemos temer a los que pueden matar nuestro cuerpo, sino a aquellos que puedan matar nuestra alma.


Por eso nuestras decisiones políticas deben ser congruentes con nuestros principios católicos y nunca al revés. Se decida lo que se decida hay que actuar con convicción. “Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?”. (Rm 8,31)



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